En realidad tenemos dos árboles y aunque están cerca, uno todavía es joven y no da los nísperos con la misma calidad.
El árbol más viejo es un superviviente, hace ya bastantes años mi padre se lo encontró con un alambre que le rodeaba el tronco y cuando lo he recogido yo me lo he encontrado un poco enfermo e intento cuidarlo lo que puedo. Seguiré rociándolo cada quince días como hasta ahora a ver si lo recuperamos del todo porque este árbol merece la pena. Que dulces que están los nísperos!
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