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miércoles, 19 de noviembre de 2008

Historia de un atardecer.

El último día que estuvimos allí llegué tarde, me perdí la lengua de fuego que pintaba las montañas y el mar. Hoy debían pintar mi retina y derretir un pesar.

Así ha sido, me llevé fotos, llevaba un aire nuevo y una sonrisa.

La historia de un atardecer. Me lo debía.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Je,je... Me suena la vista. Una abraçada i m'alegro que hagis gaudit d'ella!

Oliver M. dijo...

La verdad es que es una vista para disfrutar, que os voy a contar, vosotros la visteis antes que yo!!jeje.. Un abrazo para los de tenerife!

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