El último día que estuvimos allí llegué tarde, me perdí la lengua de fuego que pintaba las montañas y el mar. Hoy debían pintar mi retina y derretir un pesar.
Así ha sido, me llevé fotos, llevaba un aire nuevo y una sonrisa.
La historia de un atardecer. Me lo debía.
2 comentarios:
Je,je... Me suena la vista. Una abraçada i m'alegro que hagis gaudit d'ella!
La verdad es que es una vista para disfrutar, que os voy a contar, vosotros la visteis antes que yo!!jeje.. Un abrazo para los de tenerife!
Publicar un comentario